25 de febrero de 2011

capítulo I



Verdes eran los pastos, adornados bajo un esplendoroso cielo azul y nublado, pocos rayos del sol lograban penetrar aquel maravilloso paisaje, al borde un inmenso lago cristalino repleto de peces coloridos, era realmente precioso... Y allí estaba ella, el viento despeinaba sus oscuros y largos cabellos haciéndole cosquillas en el cuello, los pájaros interpretaban melodías hermosas al unisono, se sintió niña de nuevo, recordaba aquellos paseos a la finca con su abuela, cuando jugaba a bailar descalza, a dar vueltas hasta marearse; cuando recolectaba tulipanes de colores, rojos, azules, verdes, naranjados, violetas, para llevar a la tumba de sus padres; Recordó aquel cuaderno, que aun conservaba, donde su padre escribía canciones hermosas sólo para ella, era un maestro del piano, pasaban horas, días enteros frente al instrumento escuchando sus melodías, bailando, saltando, riendo al son de la música; o los días con su madre preparando deliciosos postres...terminaban con sus rostros enharinados y sus cabellos llenos de crema ¡Que carcajadas salían de esa cocina!; O las obras con títeres que ella inventaba y que juntos ¡Que barbaridad!... Todo eso había caducado, en ella no quedaba nada, absolutamente nada de esa alegría infantil, se había quedado sola, deseaba al menos tener una amiga con quien compartir sus secretos, tener un hombro sobre el cual llorar, con quien pasar horas y horas al teléfono sin quedarse sin palabras, pero por alguna razón, siempre terminaba ahuyentando a todos los que se le acercaban.... sin querer, o queriendo, siempre lograba espantarlos a todos;Dedicó su vida a estudiar, al parecer era lo único que lograba sacarla de aquella tortuosa rutina en la que se había transformado su vida.Se convirtió en una gran pianista, su padre pudo haber estado orgulloso de ella, pero ya no estaba para hacerlo...La música llenó el lugar de acompañarte, de confidente, de amigo.... Pero aún así se sentía sola, de ser una persona con una carrera exitosa, no se sentía completa, su corazón estaba vacío, no tenía quien la quisiera ni a quien querer...Vivía en un apartamento, en el séptimo piso de un elegante edificio, tenía grandes cantidades de dinero, se daba lujos que una persona de su edad nunca se imaginaba tener, tenía colecciones enteras de libros, pinturas, , y nada de eso la llenaba...Pasaba días enteros enfrente de un gran ventanal con una vista grandiosa hacia toda la ciudad, veía a los niños por las calles, corriendo, riendo a carcajadas, saltando de charco en charco después de una fuerte llovizna, miraba a las parejas de enamorados que visitaban el parque central, era un lugar bellísimo, con bancas en madera y cerezos alrededor, también allí estaba situada una magna catedral de estilo gótico, monumental, una portentosa edificación, en sus techos se podían ver hermosas pinturas increíbles y vitrales que ¡ni hablar!, excelsa era aquella catedral... Sentía envidia al ver a aquellas mujeres siendo amadas, sintiéndose felices, abrazadas, besadas, extrañadas; a veces se encontraba imaginándose ser ellas, caminando bajo la lluvia de la mano de un alto muchacho...."¡Una ilusa, eso es lo que soy!" se decía al hallarse en tal situación. Se sentaba frente al piano a dejar brotar sus lágrimas, para liberar su alma, para aliviar sus penas...